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El placer de odiar

Platillotes

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«El odio es por mucho el placer más largo, los hombres aman con prisa, pero detestan con calma» (Atoms, Maxwell, 14 de octubre de 2005) ¿Sabes quién dijo eso? Mandy. Mandy de Billy y Mandy: la caricatura. Bueno, en realidad Lord Byron lo dijo antes, pero es increíble que hayan transmitido un pensamiento tan sombrío en un programa para niños. Digo sombrío porque podemos estar de acuerdo en que muchos así lo llamarían, pero no estoy de acuerdo y no tiene que ser así.

No voy a fingir que esto se me quedó grabado desde la infancia y que no dejo de pensar en ello todavía, o que me ha atormentado toda la vida; honestamente no podría recordar, y mucho menos decir, que estas palabras salieran de la boca animada de Mandy si no fuera gracias a un buen amigo mío que me lo mostró recientemente. De cualquier forma, es un alivio sentir una palmadita en la espalda de parte de un programa que salió hace más de 20 años, que le dice a la peor y más culpable parte de mí: «no te sientas mal por ser así, disfrútalo».

La frase original no dice calma, dice ocio: «Now hatred is by far the longest pleasure; men love in haste, but they detest at leisure» (Byron, G, G.,1819). La diferencia es sutil, pero muy interesante y significativa, pues la palabra calma tiene una connotación que da a entender premeditación, como un rencor lento y frío. Creo que esta interpretación es la que usualmente se tiene acerca del odio y de ahí su mala fama. Este es el odio autodestructivo que te come por dentro, escapa del calor del momento y está presente todo el tiempo. Pero cuando vemos al odio como una actividad ociosa la cosa cambia. Se vuelve momentáneo e inofensivo, nos satisface viboreando, discutiendo y hasta peleando, pero pasa. Ya te habrán dicho antes que no deberías gastar tiempo ni energía odiando, ya sea a las personas o a las cosas; pero yo odio en mi tiempo libre, odio porque me llena y lo disfruto, odio porque puedo.

«Songs of Love and Hate» es el título del tercer álbum de Leonard Cohen. Título rarísimo. Es que, a pesar de todo lo que dije antes, uno no puede evitar pensar: «¿quién dedicaría un álbum entero al odio que hay en él si al mismo tiempo tiene tanto que decir sobre el amor?». Sé que los candidatos sobran, pero quiero hablar de Cohen por dos motivos: primero, porque me gusta y lo recomiendo: si lo menciono no es para presumir mis gustos, es para que vayas y lo escuches -si quieres- y segundo, porque hay un enfoque religioso en su música que hace al título del álbum doblemente interesante.

Cohen presenta al odio y al amor como dos caras de la misma moneda, me gusta esta analogía porque muestra lo natural que es el odio en las personas. Es el paquete completo: sin uno no tienes el otro; así que, si decides negar o esconder tu odio, te volverás de piedra. Con lo que dije al principio parece que hago banal al odio, pero lo que en realidad quiero es hacerlo más fácil de digerir. Aceptar lo que sientes, aunque no quieras sentirlo o creas que está mal, te pone en contacto contigo mismo.

Mi problema con la imagen de la moneda es que sólo puedes ver una cara a la vez, parece que somos radicales en nuestro sentir, pero eso es mentira. Hay momentos híbridos, ambos extremos se mezclan hasta ser homogéneos y, por el contenido de sus canciones, estoy seguro de que Leonard Cohen también pensaba así. Yo digo que abracemos estos momentos, así como a nuestro odio, el ocioso.



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Bibliografía:

  • Calabrese, Rusell. y Perrotto, Sue. (Directores). Atoms, Maxwell. (Guionista). (14 de octubre de 2005). (Temporada 4, Episodio 5) Las sombrías aventuras de Billy y Mandy.

  • Byron, G, G. (1819) Don Juan.

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