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Literatura contra religión: Caín

María Virginia Pires Rodríguez


“Además de ser tan hijo de puta como el señor, Abraham era un refinado mentiroso, dispuesto a engañar a cualquiera con su lengua bífida…” (Saramago, 2016).


Extravagante, lúcida, provocativa y caótica; todos estos adjetivos no alcanzan a hacerle justicia a la obra de José Saramago, Caín. Escritor portugués acreedor de un Premio Nobel de Literatura. Fue excomulgado de la iglesia católica por su libro El evangelio según Jesucristo en los años noventa. Y que, con Caín, volvió a causar revuelo en la comunidad cristiana debido a que esta, su segunda obra, representa un ataque directo al Gran Creador.

Antes que nada, cabe destacar que su estilo es muy distinto al de la mayoría de escritores, hasta parece que Saramago no sabe hacer novelas: no utiliza punto y coma, tampoco guión largo para abrir un diálogo, es raro que separe párrafos y todo está de corrido. Todo esto es deliberado, pues escribir así funciona como acto de rebeldía contra la academia. Esta cree que tiene la razón absoluta, cuando en realidad el lenguaje cambia y evoluciona gracias a las personas reales, muestra de que podemos escribir como queramos. A pesar de esto, leerlo no es cansado, ya que Saramago construye la novela de manera delicada, logrando que el lector se quede atrapado en las garras de la historia. Es dura y a la vez sutil: dura en cuanto al tema, y sutil por la manera en que Saramago hace que el espectador no pare de leerla.

La obra inicia con la creación de la raza humana: Adán y Eva. Al ser expulsados del jardín del Edén se ven forzados a trabajar para subsistir. Eventualmente nace su primogénito, Caín. En el Genesis, Caín se muestra como un rebelde ante Dios por haber asesinado a su hermano Abel durante un ataque de celos, por lo que Saramago retoma a Caín para cuestionar las acciones de El Padre en diversos pasajes del Antiguo Testamento. Dios no es como se nos ha enseñado en el catecismo: un Padre misericordioso, que ama a sus hijos, protector y benevolente; Saramago describe a un Dios bélico, egoísta, retador, mucho más humano. Incluso escribe un diálogo interesante entre El Señor y Lucifer –¡ahí una de las razones del alboroto que causó entre creyentes!­– donde se cuestiona si verdaderamente Dios está obrando con bondad.

Tampoco nos dejemos engañar, Caín no es ningún santo, al contrario. Así como Dios, él no obra de manera correcta. El asesinato de su hermano dejó en él una marca, que no es solamente simbólica: Dios le hizo una gran cicatriz en la frente para que jamás olvidara lo que hizo. Es un rebelde con causa. Cada que tiene oportunidad desafía al Señor e intenta enfrentarlo: cuando Dios mandó a quemar Sodoma y Gomorra Caín lo insultó a más no poder porque en esas ciudades se hallaba gente inocente, entre ellos niños. O cuando interrumpió el sacrificio de Isaac a manos de su padre Abraham porque a Caín le pareció egoísta que Dios manipulara de esa forma a Abraham solamente para probar su lealtad.

Uno puede amar u odiar a Caín, según sea uno creyente o no, o simplemente porque representa la rebeldía ante la autoridad suprema. Varixs de nosotrxs hemos desafiado a la autoridad, así sean nuestros padres, los maestros de aquella secundaria en la que no nos dejaban tener el cabello de colores, o nuestras abuelas católicas con su necedad, haciéndonos actuar según “Dios manda”. Aquellas a las que no podemos cuestionar porque, de hacerlo, automáticamente nos hace groseros, malagradecidos y egoístas. Por eso considero que Caín debería ser leído por jóvenes que sienten que no deben desafiar a la autoridad, por aquellos que no se sienten capaces, por quienes somos reprimidos.

Por último: Caín, después de haber desafiado, cuestionado y –casi– haberse cagado en Dios, decide subirse al arca de Noé y seguir su sabotaje contra los planes divinos ¿qué habrá hecho Caín estando ahí? ¿será que finalmente recibió su castigo divino? O ¿simplemente Dios lo dejó actuar conforme a su libre albedrío? Yo no te he contado su final. Si eres sensible a estos temas, léelo bajo tu propio riesgo.


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Bibliografía:

Saramago, José. 2016. Caín. Ciudad de México: Debolsillo.


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