Antonio Calderón
Decidí nacer en lunes,
o será mejor decir me expulsaron en lunes;
como quien debe salir a trabajar, como quien está en deuda con el SAT, como quien inicia otro año escolar.
Llorando porque la vida empezó un lunes.
La cama primigenia, las sábanas maternas me sacaron un lunes, y
un médico con hueva de lunes me dio una nalgada desganada,
las enfermeras, con la misma energía burocrática, me limpiaron y me envolvieron como mero trámite.
el enfermero que le llevó de comer a mi mamá,
le llevó comida de lunes y yo fui amamantado con esa comida floja de lunes.
Mi papá se alegraba de verme, -quien nace en lunes empieza bien la vida-, decía viéndome en brazos;
pero yo creo que lo dijo porque faltó a la oficina aquel lunes.
El recepcionista del hospital, un joven con el cabello despeinado y una cruda visible, cobró la cuenta del hospital
Y al vernos salir pensó, mientras ahogaba un eructo lleno de Bacardí, "pobre morrito cabrón, nació en lunes.
El metro está más saturado los lunes y el café es más insípido, las mañanas son más rudas, más violentas.
Las madres estacionadas en doble fila en las entradas de las escuelas gritan los "te quiero" con más prisa,
porque una madre esperando avanzar, para dejar a su hijo en la entrada del colegio, grita iracunda -avanza culera-.
Y si nací en lunes,
¿también nacieron todas las flores?
Yo creo que no; en general no creo en esa afirmación que nomas alimenta al ego del cumpleañero.
Las flores que nacen en lunes se mueren en miércoles.
Y el rey David derrotó a Goliat en jueves, porque qué pereza un enfrentamiento en lunes.
Hasta el mismo Cristo sabía que en lunes las funerarias son más lentas y lúgubres que de costumbre,
Y en un acto de amor ágape decidió morir en viernes como buen hijo,
esperando evitarle a su madre pasar por una oficina hebrea, que le haría firmar cientos de formas y certificados, dados por una burócrata de oriente, cansada de empezar en lunes.
Porque quien muere en viernes resucita en domingo.
Nací en lunes.
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